miércoles, 2 de febrero de 2011

Telaraña de ideas


Entonces me miré al espejo y a pesar de que veía muchas cosas reflejadas no me veía a mi misma.

Miré mi cabello delicadamente arreglado, liso, largo y negro. Observé mis ojos detalladamente maquillados, negros y un poco caídos. Miré mi boca hermosamente delineada y pintada con un color rojo muy intenso y miré mi piel, que apesar de tener maquillaje encima, mostraba un color moreno, un poco más de lo habitual.

Luego observé mis prendas, armoniosas unas con las otras, las que a pesar de que cubrían un cuerpo no tan perfecto, creaban toda una bella sinfonía con el resto de los accesorios que llevaba esta musa hoy.

Tomé mis lentes oscuros y los coloqué en mi rostro.

Seguí observando en el espejo. Y a pesar de que observaba lo mismo que antes, pude verlo con claridad. Esta musa estaba cubierta de un velo negro, un velo de ideas desordenadas que no me dejan pensar bien, que no dejan ver a la musa que siempre tiene los pies sobre la tierra, la musa que a pesar que pasa soñando constantemente, mantiene una conexión especial entre la mente y la acción.

Que está pasando? Tal vez no tengo la respuesta, pero sé que algo atormenta mi cabeza. Algo, o alguien...

Para bien o para mal? No lo sé tampoco. Lo único que sé es que cuando abro los ojos por la mañana, empiezan mis enredos y al final del día cuando estoy al borde de entregarme a la locura de mis sueños, no desaparece como quisiera, sino que estas complejas ideas permanecen enredadas, cual telaraña invisible que no puedo ni siquiera mirar para poder liberarme.

Necesito que el tiempo pase, necesito que la musa se devele y aclare sus pensamientos. Sólo quiero y necesito saber que nadie saldrá afectado, necesito saber que las palabras de esta musa serán las adecuadas cuando el tiempo así lo solicite.

Solo necesito saber que cuando ese momento llegue, esta musa no tendrá miedo de seguir escribiendo sus sentimientos sin temor a ser juzgada, sino que pueda seguir escribiendo con el único propósito de ser entendida y aceptada.

2 comentarios:

  1. es muy duro, Musa, cuando la telaraña de palabras solo quiere recordarte que existe un límite en todo lo que puedes dar de ti misma en cada escrito... y las ideas se atropellan unas a otras... y te asaltan en los límites del sueño... pero nadie dijo que el oficio de escritor fuera sencillo... cordiales maullidos...

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  2. Querido Minimo, sabrás mas vos que yo, la habilidad que implica el arte de escribir con las palabras adecuadas... yo solo he de manifestar que no tengo por oficio el escribir, sino simplemente soy una aficionada de la lectura que halló una manera interesante para expresar sus sentimientos, que entre realidad y fantasía, llena de suspenso sus palabras. Cual es el problema? que cuando muchas ideas llegan al mismo tiempo y son atacadas por una sitación que te impulsa a escribir más, no sabes si tendrán coherencia. Vos, sin duda alguna tenes esa habilidad más desarrollada. A mi simplemente me atacan muchas ideas al mismo tiempo. Soy un producto de las circunstancias, no de la habilidad, aún....

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