martes, 22 de febrero de 2011

Fantasma de tu casa


Solo tengo que dejar de pensarte, desaparecerás de mi mente y dejaré de amarte. Que tan difícil puede ser?

Si en todo caso no es más que eliminarte de mi vida, de mi casa, de mi cama, de mi diario vivir, de mis pensamientos, de mis acciones y de mi corazón... que tan difícil puede ser?

Cuanto deseara no estar enamorada de tu respiración y del palpitar de tu corazón, cuanto deseara que me trataras todos los días igual que el día en que nos casamos. Que me admiraras todos los días de la misma manera en que lo hacías cuando me conociste.

Hoy, al igual que a diario cuando llegas a casa, deseara que me dijeras lo lindo que luce mi cabello hoy o que te fijaras en el vestido que estoy usando. Sin embargo nada más entras, haces un gesto con la mano y sigues caminando como si saludaras a un extraño en la puerta de la casa de tu vecino. O muchas veces, siento como si yo fuera un fantasma, que apenas y percibes su presencia en tu casa.

Dame un beso y mírame con la misma ternura y amor que lo hiciste el día que nació nuestra primer hija. Abrázame y siente mi cuerpo con el mismo deseo que sentías el día que fuimos uno por vez primera.

Por favor no me ignores que yo te amo. No busques en la calle, el mal llamado amor que yo, aquí en tu hogar, te lo ofrezco de la forma más desinteresada y sincera. Ámame otra vez, que estoy aquí contigo.

No creas por favor que solo soy la persona que prepara la comida en tu casa todos los días, o la que cuida a tus hijos y te ayuda a pagar tus cuentas cada mes.

Soy la mujer que entregó sin pedir nada a cambio, la pureza de su ser a un hombre que, esperaba estuviera a mi lado por el resto de mis días, respetándome y amándome igual que cuando éramos jóvenes.

Amor, no me abandones... no podré vivir si no estás conmigo, la verdad es que no podré olvidarte nunca, eres parte de mis entrañas, eres el alma de mi ser, quédate... no te vayas... Que cada una de las arrugas que ahora empiezan a aparecer en mi rostro, reflejan el amor que de siempre he sentido por ti.

Ahora, cuando llegues del trabajo, igual que todos los días, limpiaré de nuevo mis lágrimas saladas y cuando cruces la puerta de la casa, verás de nuevo ese fantasma, madre de tus hijos, la que algún día fue tu amada compañera y que ahora es una imagen borrosa de la mujer que solía ser.

Esa, que hoy no tiene, ni tendrá el valor para pedirte que la respetes y la ames cada día con más intensidad. Sino simplemente seré un día más ese fantasma que tratará de agradarte para que te quedes un día más a mi lado...

1 comentario:

  1. Qué entrada más amarga, Musa... pero qué tremendamente real... Ni el teclado consigue decirme las palabras... salvo que espero sea una de esas brillantes recreaciones de realidades ajenas, que tenemos escritores y poetas... Cordiales maullidos desde Madrid...

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