lunes, 24 de enero de 2011

Ríete también...


Y encontraste entre tus cosas olvidadas un mensaje de una musa.

Una musa que ya conocías.

No te era indiferente y era una musa de la cual te enloquecían sus besos.

Era una musa tierna y sensible, pero al mundo solo mostraba su dura coraza para defenderse del dolor.

El mensaje decía palabras cortas, pero reflejaban sentimiento y ganas de no olvidarte.

Cuanto habría sufrido esa musa para escribirte, lo has imaginado?

Imagina que eras la única muestra de cariño que ella creía sincera, aunque tu, nunca lo pensaste de esa forma, ni siquiera te tomaste la molestia de pensarlo...

Ella te pensó al escribir ese mensaje, pero no te imaginaba suyo a cada momento. Al menos no en ese momento...

Pregúntate simplemente que sentía esa musa cuando te daba un beso. Si cada uno de ellos te encantaba, era porque ella entregaba a tus labios el deseo de quedarse contigo por más horas.

No te asustes, no creo que ella te amara, simplemente creo que le hubiera gustado compartir buenos ratos contigo. Ella necesitaba sentirse mujer una vez más a tu lado.

Porqué no te importó lo que ella te decía? Porqué ella no tuvo la rapidez para olvidarte de la misma forma que tu lo hiciste con ella?

Ella aprendió, no es tonta. Recuerda que las musas también saben aprender y ésta en especial aprende rápido, ahora incluso de vez en cuando utiliza una mentira para defenderse (Mentira piadosa...)

No te preocupes, ella siguió su camino. Y ahora se ríe mucho de lo que pasó.

Cómo tú al lado de otra persona, no te puedes reír igual o más de lo que se rió la musa?

Nada más...

Ojalá que no se rían igual de ti más adelante...


2 comentarios:

  1. las musas son muy complicadas, Musa... y, sin embargo, nos dan lo mejor de ellas mismas... y hacen aflorar lo mejor de nosotros... es cierto, a veces tengo un poco atacada de los nervios a mi musa... pero es la mejor compañera... cordiales maullidos desde Madrid

    ResponderEliminar
  2. Sé lo que se siente bajar la guardia y dejar que te golpeen hasta dejarte el rostro adolorido, es lo mismo que siente una musa cuando entrega su corazón y este cae al suelo indefenso. No te aflijas, aquel que tuvo las manos tan torpes como para dejarlo caer lo es también al no darse cuenta de lo que eres.

    ResponderEliminar